
La Vida, enamorada del Tiempo, quiso concederle un deseo.
“Quiero olvidar aquello que existió antes de conocerte”, le pidió.
Y la Vida lo hizo.
Y no hubo más Pasado.
El Tiempo, que amaba a la Vida, quiso corresponder a ésta otorgándole aquello que más anhelase.
“Detente para que te pueda querer eternamente”, le suplicó.
Y el Tiempo lo hizo.
Y no hubo más Futuro.